Un cúmulo de emociones desbordó a los vecinos de Arangoiti, en Deusto, Bilbao, por el reciente sorteo de la lotería de “El Niño”, en España.
Gran parte del premio ha sido distribuido en el bar Ziortza, ubicado en Arangoiti, donde los clientes habituales adquirieron 133 décimos de un número al que la mayor parte están abonados y juegan semanalmente desde hace cerca de veinte años.
El número premiado, el 5.685, tal como lo reconocía uno de los afortunados, nunca había resultado agraciado, pero en esta ocasión ha dejado algo más de 26 millones de euros entre la clientela.
Muchos son los beneficiados y claro que no pueden dar crédito al giro que su vida ha cambiado a partir del dichoso premio. Sin embargo, una sola historia ya ha dado la vuelta al país, por las peculiares circunstancias que hay detrás.
Se trata de Joni Jiménez, un padre de familia, cuya vida ha venido a dar un giro.
Después de años de una vida aparentemente difícil, tratando de sacar adelante a sus 2 hijas, al cabo de más de 10 años sin un trabajo fijo, cuenta su dura realidad.
A Jiménez no le quedaba más remedio que valerse de su furgoneta de 22 años para ganarse unos euros, con los que poder llevar el alimento para sus pequeñas. Y todo esto, completamente solo, desde hace 5 años, en que para su mala suerte su mujer decidió abandonar el hogar.
Ahora, en medio de su alegría al atisbar una luz de esperanza por haberse ganado la lotería, sucedió lo que era de esperarse: la desnaturalizada mujer decidió aparecer, al cabo de 5 años, precisamente porque se acordó de que tenía un hogar, y una fortuna que podría corresponderle:
«Hoy, después de no querer saber nada de nosotros durante mucho tiempo, no para de llamarme», relató Joni, con una media sonrisa en el rostro.
Joni no terminaba de dar crédito a que la suerte le haya cambiado:
“Llevo toda la vida luchando por mis niñas. Necesitábamos esto porque de verdad no teníamos nada», confesó.
Regalarle un perfume a una de sus hijas en estas navidades le había costado un esfuerzo enorme, al igual que reunir los 20 euros con los que compró el décimo en el bar Ziortza, de su amigo Tomás Sarasola, ‘Tommy’, como lo llama, a donde acude todos los días.
A primera hora de la tarde se encontraba desorbitado y no sabía qué iba a hacer con el inesperado premio de la lotería. Sus hijas menores Lucía y Yasmina -de 13 y 14 años, respectivamente-, lo tenían bastante más claro.
“Quiero un viaje a Roma, unas extensiones y un iPhone”, dijo Lucía Jiménez.
“Estaba viendo el sorteo en casa cuando me enteré. Al principio, pensaba que solo tenía los últimos tres números, pero cuando vi que eran los cinco perdí el décimo de lo nervioso que me puse. No sabía dónde lo había metido. Al cabo de un rato, cuando me tranquilicé, apareció”, puntualizó Joni.
Ni qué decir de las pequeñas, que no podían creer semejante golpe de suerte:
“Me despertó mi hermana tirándome de los pelos», recordó Lucía.
Esta familia de etnia gitana vive en Arangoiti desde hace 8 años y subsiste gracias al dinero que consigue su padre con trabajos puntuales con la furgoneta, que por fin jubilará y gracias a ayudas sociales.
Desde ayer afrontan la vida con más alegría, pero reconoce que le desconcierta que la madre de las pequeñas no deja de acosarlo noche y día, ahora que se ha enterado que se ha ganado el gordo.
La historia de Joni Jiménez ha sido compartida por varios usuarios en la red, desatando una ola de reacciones en línea.
La página “Hombres maltratados por la ley Violencia de Género” publicó:
“Como anécdota!!!… Lo que consigue un décimo de lotería premiado!”
“Es el amooooooooor………es el aaaaaamooooor….. all you need is cash (Todo lo que necesitas es dinero)”, respondió el usuario Javier Vallejo.
Verdaderamente es indignante que una mujer, tras haber abandonado a los de su propia sangre, decida aparecer ahora solo por el “bendito dinero”.
Nos alegramos de que Joni pueda darle un mejor futuro a sus hijas. ¿Qué opinas del comportamiento de la madre de las pequeñas?
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