Un angustioso episodio y un largo camino es el que han tenido que vivir los padres del pequeño Edwin, después de que un grano de maíz se alojara en unos de sus pulmones debido a un accidente doméstico muy común. A punto de cobrarle la vida, su madre no puede creer que lo tenga consigo y no para de agradecer el gesto altruista del médico que lo salvó.
Viridiana, la madre del pequeño, cuenta como una pesadilla aquel 15 de junio en que, tras desgranar una mazorca en la cocina, Edwin, de 3 años, jugaba con los granos, lanzándolos hacia arriba e intentaba atraparlos con su boca. Pero desgraciadamente, por un descuido, uno de ellos terminó alojado en el pulmón provocándole un cuadro crónico.
Ella cuenta que ese día comenzó a toser, pero nadie le prestó demasiada atención hasta 2 días después cuando al comer unas ciruelas, le faltó el aire y empezó a ponerse morado. El primer pensamiento fue que se habría atragantado con un hueso de la fruta.
De inmediato, lo trasladaron al hospital y después de que en un centro privado le dieran un diagnóstico equivocado, fue ingresado de emergencia al Hospital General de Los Mochis, en México, donde tuvo que ser sedado y sometido a ventilación mecánica para oxigenar su sangre.
Rápidamente, de acuerdo al tetsimonio de la familia y a los escáneres realizados, tuvieron que intervenir de emergencia al pequeño.
Pero necesitaban una máquina especial que no poseía el hospital, y fue entonces cuando el doctor Mario Chacón Ortiz prestó su propio equipo, de forma totalmente desinteresada, para la operación del pequeño Edwin.
Y así fue cómo la operación resultó un éxito. Sin embargo, cúal fue su sopresa, que tras el supuesto relato del atragantamiento del pequeño con el hueso de una ciruela, finalmente extrajeron un grano de maíz de su pulmón izquierdo, aquel con el que estuvo jugando el pequeño en la cocina.
Aunque la operación fue exitosa, se teme que el niño tenga secuelas neurológicas por la falta de oxígeno. Sin embargo, el neumólogo pediatra que atiende el caso de Edwin dijo que despertó hace días y su evolución realmente es sorprendente.
«Edwin es travieso, alegre, feliz, tiene mucha energía y se la pasa corriendo y jugando por toda la casa cuando está sano”, describió Viridiana al segundo de sus hijos, mientras se aferra con uñas y dientes a la vida.
Ahora no puede dar crédito a su mejoría, reconoce a su familia, responde con claridad las preguntas que se le hacen, toma los alimentos licuados y su motricidad ha respondido positivamente.
«Mi Edwin es un milagro de Dios. Lo veo y me emociona que me hable, que me diga mamá, que me pida que lo abrace, que le sobe su cabecita», dijo su madre emocionada.
Es un caso sin precedentes y debido a los altos costos médicos por algunos medicamentos prescritos que no son cubiertos por el seguro popular, la comunidad entera se ha soldiarizado con su familia para ayudar a salir adelante al pequeño. Su madre incluso ha facilitado su teléfono, para que el corazón generoso que quiera hacer alguna aportación se comunique con ella: 6681947264.
Por su parte, las autoridades no han dejado de aprovechar este angustiante incidente para alertar a los padres sobre la necesidad de estar más pendientes al cuidado de los niños pequeños y todo lo que les rodea y manipulan.
“El hábito de la prevención es una premisa de la medicina. Lo principal no es curar, sino prevenir, por lo que pedimos a los papás que estén más al cuidado de los bebés, de los niños, que dejen de lado los teléfonos u otras actividades que estén haciendo y se centren en sus hijos, que los cuiden, que se fijen en lo que los rodea, que no les den ciruelas, cacahuates, aceitunas, nada que signifique un peligro para ellos, así como tampoco objetos o alimentos que no estén acordes a su edad”, dice el texto del comunicado.
Es un mensaje de advertencia que no podemos desestimar en lo absoluto. Muchas vidas inocentes podrían salvarse si compartimos esta importante información.