Sophie Ward nunca pensó que acariciar a un adorable oso panda durante unas vacaciones en China cambiarían su vida por completo alejándola de la posibilidad de cumplir su sueño de ser nadadora olímpica.
Ella viajó de vacaciones a Beijing para disfrutar de los Juegos Olímpicos en 2008, en ese entonces tenía 14 años, soñaba con convertirse en campeona olímpica.
Pero en ese viaje contrajo una afección que truncaría su sueño, fue diagnosticada con la enfermedad de Lyme. Justo después de haber acariciado al oso panda, Sophie se comenzó a sentir mal, recibió atención médica y le administraron antibióticos que calmaron sus síntomas.
Su vida transcurrió con normalidad, pero cuando cumplió 18 años su estado de salud se deterioró gravemente.
Sophie tenía infecciones frecuentemente, migrañas y dolores de garganta, además, desarrolló intolerancia a ciertos alimentos y desconocía las causas.
Los médicos que la atendían no lograban diagnosticar su enfermedad ni precisar la causa de los síntomas que padecía, Sophie se vio obligada a abandonar la universidad porque se sentía demasiado débil incluso para realizar tareas tan sencillas como llevar su bolso.
“Me dolían mucho los músculos y las articulaciones. Seguí visitando médicos, pero trataron todos mis síntomas por separado. Me hicieron estudios, pero dijeron que estaba todo bien.
La gente comienza a cuestionarte y tú también lo haces, todos me decían que estaba bien, pero en el fondo sabía que no lo estaba. Mi salud estaba deteriorándose y yo no me sentía bien. Pero comencé a ocultar mis síntomas o mentía sobre ellos porque sentía que los demás no me creían”, relató Sophie.
En el 2009 renunció a la natación porque padecía dolores abdominales insoportables. “Estaba llegando al punto en que el dolor era tan severo que comencé a odiar y temer el deporte que tanto amaba”, dijo ella.
Los médicos sospecharon que tenía síntomas de fatiga crónica, hasta que finalmente visitando a un especialista nombró el viaje a China y gracias al análisis de sangre que él le recomendó hacer encontraron el diagnóstico.
Finalmente, los resultados comprobaron que tenía enfermedad de Lyme y la contrajo por una garrapata del oso panda que acarició durante las vacaciones que disfrutó en China.
“Mis sueños olímpicos fueron destruidos. Fue desgarrador. Una mordedura de una garrapata cambió completamente mi vida”, dijo Sophie a los medios de comunicación que difundieron su caso.
Actualmente ella tiene 24 años y se dedica a escribir en un blog su testimonio para crear conciencia acerca de su enfermedad y promover investigaciones científicas para mejorar la calidad de vida de los pacientes y lograr su recuperación.
La enfermedad de Lyme es una infección que se transmite por medio de una bacteria con la picadura de uno de varios tipos de garrapatas, afecta a varios órganos del ser humano.
La garrapata que transmite la bacteria debe mantenerse adherida al cuerpo entre 24 y 36 horas, algunas de patas negras se hacen imperceptibles a la vista.
Compartir su historia es una forma de ayudar a que más personas conozcan el riesgo de contraer esta enfermedad.