El narcotráfico es una actividad ilegal que daña muchas vidas, afecta tanto a los que consumen el producto final, como a los obreros que se encargan de la fabricación de la droga, sin embargo, este penoso comercio deja grandes sumas de dinero a los jefes de toda esa industria.
Por mucho tiempo, algunos narcotraficantes han tenido tanto dinero y poder que podían dominar a países enteros con sus riquezas, y a pesar de que eran criminales buscados en todo el mundo, vivían una vida de lujo en un aparente anonimato, como lo hizo Pablo Escobar.
Pablo Emilio Escobar Gaviria, fue un narcotraficante y político colombiano, que acumuló basta fortuna, pero también destrozos y muertos en su carrera delictiva.
Para el día en que nació su hija, Manuela, el narcotraficante compró una hacienda con más de 8 hectáreas ubicada en las tierras de Guatapé, un municipio de Colombia, en 1984. La compra de la extensa área fue en honor a su pequeña y así que llamó a la hacienda: «La Manuela».
La construcción de la hacienda fue de gran presupuesto, las paredes de la casa tenían doble muro, con el propósito de ocultar en ellas dinero y cocaína.
Además, la lujosa finca tendría otra casa para huéspedes, una piscina, discoteca privada, cancha de tenis, espacios deportivos, muelle para hidroaviones y un campo de fútbol que serviría para el aterrizaje de los helicópteros.
Toda esa estructura lujosa se vino abajo en 1993, poco antes de la muerte de Pablo Escobar, cuando un grupo rival atacó la hacienda. El Cartel de Cali, enemigos de Escobar, le pagaron al grupo paramilitar de Los Pepes e hicieron detonar 200 kilos de dinamita en uno de los baños de la vivienda.
El ataque tenía como fin acabar con la vida de Pablo Escobar, pero el narcotraficante pudo escapar de la hacienda antes de la explosión. Se mantuvo oculto y alerta, pero al final, murió ese mismo año de un balazo en Medellín, Colombia.
Sin embargo, después de 25 años de la muerte del narcotraficante y la destrucción de la hacienda, La Manuela aún sigue de pie y ahora funciona como un sitio turístico bastante exitoso.
Los turistas pagan más de 58 dólares para ir a tener una experiencia inusual en las instalaciones de la Hacienda La Manuela de Pablo Escobar, nada más y nada menos que una guerra de disparos de paint ball, las batallas se suelen dar entre los equipos de policías y narcos.
El escenario de la hacienda va con la temática del paint ball, debido a que se puede observar la destrucción de dinamita, marcas de balas, paredes tiradas abajo, agujeros causados por proyectiles y también por cazadores de fortunas.
La hacienda de Pablo Escobar es muy atractiva para muchos cazadores de fortunas, porque existe la leyenda de que en algún lugar de la hacienda se esconde un tesoro que el mismo narcotraficante ocultó con grandes cantidades de dinero. Pero hasta el día de hoy, nadie ha encontrado el tesoro y ningún indicio de su ubicación.
Ahora, la hacienda le pertenece al Estado Colombiano, aunque hay un proceso legal donde el mayordomo de la hacienda reclama el lugar como suyo por su estadía tan larga en él.
Puedes ver a continuación un vídeo donde se puede apreciar en detalle la hacienda La Manuela:
La Manuela deja un claro mensaje a los que tienen una vida con un propósito ilícito y es que no importa qué tantos lujos te pueda dar esa actividad, al final, la justicia vendrá.
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