Ser padre o madre no es una tarea sencilla, el compromiso que se tiene con un hijo es bastante grande y conlleva una responsabilidad absoluta en todos los aspectos, desde que es un bebé hasta que sea un adulto; y, después de esa etapa, el sentimiento de amor y el instinto de protección seguirá vigente hasta los últimos días.
Mientras los pequeños superan cada una de sus etapas, van siendo más independientes y conscientes de sus actos; pero, cuando son unos pequeños bebés o están en la edad infantil, las travesuras estarán a la orden del día.
Para mala fortuna de los padres, las travesuras suelen ir acompañadas de un desastre en el hogar. Puede estar la sala obstaculizada por piezas de juguetes, las paredes sucias y las alfombras manchadas.
Ese ambiente podría poner de mal humor a los adultos, porque tener bajo control a un solo niño es una tarea complicada. Ahora imagínate lo que puede suceder si hay más hijos o compañeros de aventuras en la casa; sencillamente, es un escenario de terror para el amante al orden y la limpieza.
Pero ante el desastre, una madre en particular dice que se puede encontrar la belleza, en cada mancha y en cada rastro de diversión que queden en el hogar. Heather Duckworth es la madre que quiere enseñar a los demás padres a apreciar esos pequeños destrozos que hacen sus pequeños.
Heather publicó un emotivo mensaje en su Facebook titulado como “The Blue Stain”, que al traducirlo al español diría: “La mancha azul”. El título hace recordar un episodio dentro de la familia Duckworth que ocurrió 14 años atrás.
Heather estaba persiguiendo a sus cuatro hijos, uno de cuatro años que era el hermano mayor, y sus trillizos de dos años. La madre estaba intentando que sus hijos se fueran a dormir, pero su misión no tenía éxito porque sus pequeños estaban correteando por doquier.
Uno de los trillizos, mientras estaban jugando, tomó una pluma y repentinamente la pluma estalló, haciendo que la tinta azul se esparciera por todo el lugar. La tinta azul cubrió el piso, el pijama, la alfombra y varias partes del niño. Heather no pudo ocultar su frustración y agotamiento, y solo se echó a llorar.
El padre de las criaturas trató de solventar la situación y logró limpiar el piso, el pijama y al bebé sin ningún problema, pero la tinta azul de la alfombra parecía imposible de limpiar.
La mancha quedaría permanente en la alfombra y cada vez que Heather la veía, los sentimientos de furia venían a ella, se arrepentía de no poder lidiar con la situación, de no haberle quitado la pluma o llevarlos a cama antes. El grado de frustración era tan grande que siempre la intentaba ocultar con los muebles u otro adorno.
Sin embargo, un giro inesperado golpearía a la familia Duckworth. Ese mismo niño que tuvo el accidente con la pluma azul fue diagnosticado con cáncer y, después de múltiples tratamientos, el niño falleció dos años más tarde.
Después de muchos años, Heather se encontró con esa mancha azul en la alfombra y una ola de sentimientos la invadió; desde ese momento, la mancha azul que causaba tanto horror en Heather, se convirtió en el recuerdo más vivo de su pequeño. Así que ella invita a los demás padres a ver lo hermoso de los rastros de juegos y travesuras que dejan sus hijos, puede ser lo más especial que tengan de ellos.
Esta es una valiosa lección para todos los papás para que tengan en cuenta que las cosas pequeñas de hoy pueden llegar a ser las más importantes y hermosas en el futuro.
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