El viaje de novios o luna de miel es una de las experiencias más anheladas por los recién casados que esperan disfrutar de unas románticas vacaciones mientras conocen un paraje paradisíaco.
Generalmente se convierte en uno de esos viajes llenos de anécdotas memorables, pero la que vivió esta pareja le ha dado la vuelta al mundo.
Gina Lyons, de 33 años, y su esposo Mark Lee de 35, ambos de Londres, emprendieron un viaje de tres semanas con destino a Sri Lanka el pasado mes de diciembre para celebrar su luna de miel tras contraer matrimonio en junio de 2017.
Ellos se hospedaron en un hotel de la playa cautivados por su espectacular ubicación y la amabilidad del personal que los atendía de una manera muy cordial.
La pareja estaba disfrutando mientras consumían tragos de ron en la barra libre cuando uno de los miembros del personal del hotel les dijo que el contrato de alquiler del hotel se vencería pronto y ellos respondieron que querían asumirlo por un costo de más de 34 mil euros.
La primera noche en la que se hospedaron visitaron la playa y tomaron varias botellas de ron, bajo los efectos del alcohol tomaron la decisión de comprar el hotel y figurar en el contrato que estaba próximo a vencerse.
Así fue como se convirtieron en los nuevos dueños del hotel que nombraron Lucky Beach Tangalle, desde el 1 de julio de este año Gina y Mark dirigen su nueva empresa.
Su experiencia se ha hecho viral en las redes, Gina declaró a medios de comunicación locales: “Cuando entramos al hotel vimos a un grupo de hombres de la localidad que estaban borrachos desde el día anterior, y comenzamos a tomar tragos con ellos”.
Relató que el hotel se veía muy concurrido y era muy barato, pero estaba cerca de la playa y tenía una casa de árbol de madera como tanto les gustaba a ambos.
“Cuando estábamos tomando tragos de ron nos dijeron que contrato estaba casi listo. Tras conocer el precio nos pareció una idea genial comprarlo porque estábamos bajo los efectos de la borrachera”, agregó Gina.
Asimismo, dijo que después de superar la resaca conocieron a una pareja de ancianos, con quienes acordaron renovar el contrato de arrendamiento del hotel. “Tuvimos que llevar a dos personas que habíamos conocido para que nos trajeran porque la pareja no hablaba inglés”, relató.
Acordaron que pagarían 34 mil euros por el contrato de tres años, una parte el primer año y la otra el mes de marzo de 2019.
Además, tuvieron que asumir el gasto de los honorarios de los gestores que tramitaron las licencias y otros gastos administrativos. A pesar de que la pareja tenía problemas financieros, lograron pagar la deuda y poco después descubrieron que estaban esperando un bebé.
“Sentí que ya era una mala madre porque me sentía culpable por haber gastado todo ese dinero comprando un negocio que podría no funcionar”, dijo Gina.
Los recién casados fueron juzgados por sus amigos y familiares por su decisión, pero ellos estaban dispuestos a hacer que su negocio prosperara. Abrieron el hotel con siete habitaciones y han tenido gran afluencia de huéspedes.
La empresa ha dado resultados, afortunadamente están percibiendo los ingresos esperados para recuperar su inversión y vivir tranquilos, pero ambos aseguran que las próximas decisiones que tomen respecto a sus finanzas e inversiones las tomarán estando sobrios.
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