No puede haber una experiencia más dolorosa y desgarradora para un padre que enfrentar la muerte de un hijo, el vacío que se queda en sus corazones es irreparable.
Eso fue lo que vivieron Charley y Shannon Abbey, los padres de Oscar, un bebé de siete meses que murió trágicamente en su hogar.
“Estaba frío, al instante supe que se había ido”, dijo el Charlie relatando el momento en el que halló al pequeño fallecido con la cabeza atascada en la cuna. El fatal incidente ocurrió el 3 de noviembre de 2016.
Los padres de Oscar adquirieron una cuna de diseño por un monto de 745 euros sin imaginar que no cumpliría con las normas de seguridad para preservar la vida de su hijo quien murió asfixiado en ella.
El diseñador del mueble tendrá que comparecer ante la justicia, copió el modelo a través de imágenes que vio en Internet y no tomó en cuenta durante la fabricación los riesgos que implicaría el uso del producto que comercializaría.
Charlie y Shannon acostaron a su bebé en la cuna con cama combinada que iba a compartir con su hermano mayor, Maxwell, la mañana siguiente lo encontraron boca abajo y muy frío.
El padre del bebé fallecido, de 24 años, declaró ante el tribunal encargado del caso y describió la conmovedora escena que encontró en la habitación del pequeño.
“Parecía que había intentado arrastrarse hacia atrás, pero tenía la cabeza atascada”, relató.
Shannon, de 23 años, dijo: “Escuché a Charlie gritar que el bebé no estaba respirando. Corrí hasta el pasillo y lo encontré sosteniendo a Oscar con ambos brazos”.
Intentaron reanimarlo, lo llevaron a la planta baja para que su hermano mayor no presenciara el terrible hecho. Oscar recibió asistencia de los servicios de emergencia, pero solo pudieron confirmar su muerte.
El director de la firma “Playtime Beds” Craig Williams, de 37 años, alegó a la madre de Oscar que las camas eran completamente seguras para niños de cualquier edad.
Después de conocer la muerte del bebé incluso mantenía su argumento de que las camas que fabricaban cumplían con los estándares de seguridad británicos para ser comercializadas. Los padres de Oscar demandaron al diseñador alegando que la causa de la muerte de su hijo por asfixia posicional se atribuye al mal diseño de la cuna.
El bebé se movió durante la noche a través de los orificios de la parte delantera, pero su cabeza era muy grande para el espacio y se quedó sin oxígeno.
Argumentan que el bebé murió porque la cama fue diseñada y construida sin ningún cuidado y sin considerar la seguridad de los niños que dormirían en ella.
Oscar nació el 23 de marzo, era el menor de los hijos de la pareja, Maxwell, su hermano, tiene 2 años y medio. Charlie y Shannon se habían mudado a una vivienda de dos dormitorios y buscaron una cama que pudieran usar los dos niños ya que Oscar ya era muy grande para dormir en la canastilla.
Shannon, quien trabajaba en McDonald’s, vio un anuncio de la marca Playtime Beds por Internet y vio que fabricaban una cama que podría adaptarse a sus necesidades y ofrecían cobrando un monto adicional por el traslado y la instalación.
Así que pagó una reserva de más de 100 euros, antes de concretar la compra consultó por correo electrónico con la empresa sobre la edad de los niños que podían dormir en la cama a lo que Williams respondió: “A cualquier edad”.
La familia recibió la cama el 16 de septiembre de 2016, Oscar comenzó a utilizarla el 28 de octubre y solo siete días después sucedió el incidente fatal.
El espacio de los orificios de la cama permitía que las caderas del bebé pasaran, pero no su cabeza. La marca ofrecía diseños de camas con toboganes, escalones o áreas de juego bajo una litera elevada.
La policía intervino sus locales comerciales y encontró en sus equipos informáticos una página web que también fabricaba camas. Williams intentó ocultar su participación en una nueva empresa que creó bajo el nombre de “Magical Dream Beds”.
Ahora enfrenta cargos por negligencia grave, homicidio y fraude, en dos semanas terminará el juicio.
El testimonio del padre de Oscar fue leído en la corte y ha conmovido al mundo.
“La luz del día entraba por las cortinas de la habitación, vi a Oscar y noté que estaba atascado, me agaché junto a él y pensé que se había escurrido. Pero apenas lo toqué pude sentir que estaba muy frío. Puse un brazo debajo de él y el otro a un lado de la cama, lo levanté a través del agujero. Mientras tanto le di la vuelta y cuando vi su rostro supe al instante que se había ido”.
Esperamos que se haga justicia y que la tragedia que enlutó a esta familia sirva como advertencia para otros padres. Compártelo.