Un pobre perro desnutrido y hambriento luchaba por su vida en medio de una isla desierta, en Ayolas, Paraguay.
Quién sabe cuánto tiempo estuvo rogando al cielo por ayuda, hasta que un hombre que por milagro paseaba en kayak, presenció la escena más desgarradora que atravesó su corazón.
El perro fue abandonado por su propia familia en una lejana isla donde nadie podría acceder para salvarlo
Como los niños, los perros domesticados dependen de los humanos para sobrevivir. Es muy poco lo que pueden hacer por sí mismos, en caso de quedar a la deriva. Si los recursos escasean, morirán de hambre. Lamentablemente, eso es lo que le esperaba a esta pobre criatura, pero ya estaba escrito que su héroe llegaría a tiempo para cambiar su destino.
Fernando Manzón navegaba en kayak cuando, sin saber ni cómo ni por qué, llegó a una pequeña isla. De pronto, lloriqueos desgarradores llamaron profundamente su atención. Entonces, vio a un perro tan demacrado y desesperado, que supo de inmediato que si no actuaba rápidamente, el perro moriría.
El termómetro marcaba 38 grados, el perro estaba en pésimas condiciones
«Escuché el llanto desgarrador de un perro de una manera que nunca antes había escuchado llorar a un perro», dijo Fernando.
«Después, se me quedó mirando y eso simplemente partió mi corazón, no podía no hacer algo al respecto», agregó. Fernando buscó la manera de poder llegar hasta donde estaba el peludito, esperando que el perro se subiera a su kayak. Cuando finalmente lo logró, el pobre cachorro estaba tan feliz de verlo.
«Pero, ¿Cuánto tiempo habrá estado solo este perro? ¡Es sólo piel y huesos!», describió Fernando en el video del rescate.
De inmediato, como si el perrito entendiera que era su única oportunidad para ser salvado, y que ya no estaría solito luchando por sobrevivir muerto de hambre, comenzó a demostrar su felicidad.
Era obvio que el cachorro pertenecía a una familia. Su cola se movía sin parar y no tenía idea de cómo sobrevivir en el desierto. Alguien lo había abandonado a propósito en esta isla y eso, en sí mismo, era lo más cruel de imaginar.
Así que sin pensarlo dos veces, Fernando intentó subir al perrito a su kayak, sin imaginar que se sumaría otro problema: el perrito le tenía auténtico pánico al agua.
¿Sabes lo que es estar solo en una pequeña isla rodeada de agua y tener tanto miedo que no eres capaz de acercarte a ella?, reflexionó Fernando.
El pobre no sabía qué hacer, daba un paso y retrocedía otro. Fernando, entonces levanta al perro en brazos para finalmente obligarlo a permanecer en el bote y llevarlo a tierra firme.
El hombre remó más de 4 km hasta la costa, donde llegarían los voluntarios de un grupo de rescate. Mientras esperaban, se dio cuenta de que era un perro extremadamente amigable y cariñoso, amante de los besos y abrazos. Algo que sin duda tocó su corazón.
Cuando llegó la ayuda, confirmaron que estaba tremendamente desnutrido, hambriento y tenía sarna. El veterinario no tenía idea cuánto tiempo el peludito tuvo que pasar así luchando por su vida, ni cómo logró salir airoso de semejante condición de abandono.
Una vez que Fernando vio que el perrito estaba en buenas manos, tuvo que marcharse, pero le prometió al cachorro que lo visitaría pronto. Y desde luego que cumplió su promesa. Cinco días después, el perro, ahora llamado Jack, fue recibido por una familia de acogida y allí acudió Fernando para el reencuentro más conmovedor.
Jack entendía que si ahora estaba vivo y feliz, era gracias a su ángel que lo salvó.
Era lógico que lo reconociera y le agradeciera por haberle salvado la vida. Sus meneos de cola y sus saltos de emoción sin parar, lo dicen todo.
Estamos más que agradecidos de que Fernando haya encontrado a Jack e hiciera tanto para salvar su vida. Ahora es cuestión de tiempo de que encuentre un hogar para siempre.
Ojalá que el video de su rescate llegue a sus dueños anteriores, y les pese la conciencia por haber abandonado de esa manera tan inhumana a una criatura tan cariñosa que solo merecía ser amada.