La vida de una perrita en un refugio definitivamente no siempre es la mejor.
Si bien, al menos tiene un techo, y está lejos de los malvados humanos que la usaron para lucrarse de ella y la sometieron a tratos injustos, lo que arrastra es suficientemente duro como para permanecer terriblemente asustada.
Esta es la triste historia de una perrita beagle que estaba presa del pánico en la esquina de su celda
Noodles había sido víctima de tantos malos tratos como perro de laboratorio, que cuando llegó al refugio, era un paño de nervios.
Tenía tanto miedo de todo y de todos, que ante el menor ruido, se quedaría totalmente inmóvil, y con una mirada de desesperación, que atravesaba el alma a cualquiera.
Pero incluso en ese estado emocional tan vulnerable y desgarrador, nadie se fijaba en ella. Todo lo contrario, era rechazada por todos, como si su deseo de no socializar fuera su culpa.
Noodles era constantemente ignorada por todos en el refugio
Simplemente, se sentaba en un rincón y nunca miraba a nadie directamente a los ojos.¿Quién ayudaría a esta pobre criatura tan necesitada de amor y comprensión?
Los ladridos desesperados de los otros perros asustados, la aterrorizaban y la alteraban aún más.
Así que Noodles se sentó allí en su esquina, nerviosa, temblorosa y derrotada, como si quisiera cruzar el puente del arcoíris, donde seguramente todo sería mejor.
Hasta que apareció un admirable hombre llamado Howard Holloman, amante de los animales, quien decidió arriesgarse por ella.
Él tiene un canal de Youtube donde suele reseñar los rescates y perros que acoge en su hogar. Pero lo que vivió con Noodles no lo había visto jamás.
La perrita absolutamente deprimida captó la atención de Howard por completo, ahora él sólo tenía que convencerla de que se dejase ayudar. De modo que con mucho cuidado y amor, él decidió meterse dentro de su celda, pero con temor de que ella se asustara aún más. Sin embargo, lo que sucedió tocó su corazón por siempre.
Para sorpresa del hombre, cuando él finalmente se acercó, Noodles le permitió que la acariciara, algo que lo conmovió profundamente. Así que sin dudarlo, una vez que logró ganarse su confianza, se la llevó a casa.
Aunque el primer paso ya estaba dado, lo que quedaba para sanar las emociones de la perrita traumatizada era realmente largo de recorrer.
Howard cuenta que cuando llegaron a casa por primera vez, Noodles insistía en permanecer cabizbaja, muy nerviosa, y sin acercarse a nadie. Pero entonces, se le ocurrió presentarle a su perrita Weezie, otra peludita rescatada también con un triste pasado.
La conexión emocional que hubo entre las 2 perritas fue inmediata. Era como si ambas intuyeran que habían pasado por un sufrimiento parecido, y que sólo la otra entendería por qué le costaba tanto confiar en los humanos.
Fue la mejor idea que pudo tener Howard, y fue la pieza clave para que Noodles saliera definitivamente de su caparazón.
En este vídeo puedes ver el viaje de la pobre Noodles, desde que se negaba a moverse de la esquina, hasta que fue transformada gracias al amor de su hermanita canina:
Poco a poco, comenzó a ser la perrita más cariñosa, dulce y sonriente, que seguramente algún día fue, antes de que los humanos la destrozaran por dentro.
Howard capturó en varias secuencias cómo fue el progreso de Noodles y cómo su alma comenzó a brillar gracias al amor.
¡Finalmente se convirtió en un perro completamente diferente!
Al final de las escenas, él concluye con un contundente mensaje:
«Salva a un perro de refugio… Te alegrarás de haberlo hecho». Ojalá que cada ser humano considere hacer esto al menos una vez en la vida. Habrá menos maldad, y el mundo sería más humano.