Gorda es una perrita, que como todo animalito sin hogar, tuvo la vida más dura en la soledad y el frío de la calle.
Siempre que pensamos en estas criaturas desamparadas, luchando por encontrar donde guarecerse o algo con que llenar sus barriguitas vacías, aunque sean migajas, se nos parte el alma.
Esta perrita pasó 3 años durmiendo entre la basura y comiendo bolsas de plástico por el hambre que tenía
La pobrecita, además, había sufrido malos tratos, estaba lesionada por el fuego, tenía parásitos en la piel, y estaba casi en los huesos.
Por si fuera poco, había tenido un parto sumamente complicado y triste, sin más calor ni apoyo moral que el duro pavimento. Así trajo al mundo a 7 débiles cachorritos.
Dado que toda su vida había sido nada más que sufrimiento, si algo no estaba dispuesta era a que las criaturas que más amaba pasaran por el mismo trago amargo.
De modo que encontró en una escuela su mejor refugio. En un hoyo decidió esconder a sus chiquitines para que nada malo les pasara, mientras ella, aunque débil, lánguida y casi sin fuerzas, salía a buscar comida al mercado.
En medio de esta deprimente escena, un día cuando Abigail Castro salió al patio con su lunch, alcanzó a ver que esta perrita trataba de comerse una bolsa de plástico.
Abigail se conmovió profundamente y decidió regalarle su sándwich. Al respecto, ella comentó:
«Cuando la recogí, estaba comiendo una bolsa de basura porque el plástico tenía comida embarrada, de tanta hambre comía plástico».
Abigail la acarició y la siguió de inmediato. Allí se dio cuenta de que en realidad llevaba la comida para sus 7 cachorros que la esperaban hambrientos.
«Era imposible no llorar, así que entre todos mis compañeros reunimos dinero para comprarle comida especial», contó la joven.
Aunque ellos pensaron que tendría lo suficiente para un par de días, el fin de semana llovió demasiado y la comida que le dejaron se mojó. La preocupada madre no dejaría de alimentar a sus bebés, así que se fue al mercado por comida, pero tristemente uno de los cachorros murió de hipotermia.
Abigail y sus amigos estaban destrozados por eso, y porque además se dieron cuenta de que la perrita no gustaba a nadie en la escuela por estar con parásitos. Así que sin dudarlo decidieron sacarla de allí para llevarla a ella y a sus bebés al veterinario y darlos en adopción cuanto antes.
El veterinario les reveló algo desgarrador: Gorda tenía quemaduras ocasionadas por cohetes. Pero pronto recibió toda la medicación, la atención y el amor que desde hace tiempo necesitaba. Sus bebés fueron entregados en hogares amorosos de inmediato.
Abigail la dio en adopción a su abuelo, pero el hombre falleció poco tiempo después. Gorda volvió a pasar a no tener hogar y nadie la quería. Entonces la joven decidió quedársela para que no se sintiera más rechazada.
«Nadie la quiso adoptar porque era un perrito criollo, y porque ya era mayor. Pero nosotros la adoptamos y la queremos muchísimo. Es la mejor decisión que he tomado en mi vida», dijo Abigail.
La joven quiso hacer algo más y le regaló su propia casita. Gorda no se lo podía creer y reaccionó con muchísima emoción al darse cuenta de que por fin era importante para alguien.
Gorda amaba tanto su casita que durante los primeros 15 días jamás se movió de allí, excepto para hacer sus necesidades. Es increíble que a pesar de haber sido callejera, es una chica muy limpia, y se preocupaba por mantener su rinconcito muy pulcro.
Abigail la esterilizó y la mantiene al día con sus vacunas, y no le falta ni comida ni amor. Sin embargo, sus recuerdos en la calle son tan lamentables que la pobrecita no supera aún su trauma y tiene pánico de salir a pasear. Lo mismo sucede cuando alguien se dispone a barrer, aparentemente alguien tuvo que maltratarla con una escoba.
Pero, afortunadamente, todo eso ya forma parte de su pasado. Gorda se merece todo el amor que recibe ahora en su hogar verdadero, ella siempre dio todo de sí para velar por sus bebés, y tanto esfuerzo, amor y abnegación valió la pena.