Osito era el perrito más sociable, dulce y mejor portado del mundo. Cualquier familia amorosa hubiera dado lo que fuera por conservar en casa a una mascota así.
Pero la vida a veces puede ser lo más injusta precisamente con los seres de luz que más aman.
Esa es la triste historia de este perrito, que no sólo tuvo que sufrir la más dura pérdida después de que su amada dueña falleciera, sino que además su familia le dio la espalda cuando más los necesitaba.
Su antigua dueña amaba a Osito con todas sus fuerzas y murió confiando en que su familia jamás dejaría de cuidarlo
¡Pero qué equivocada estaba la pobre mujer! No podía imaginar que tras su muerte, su familia la traicionaría del peor modo y trataría con tanta indolencia al indefenso perro, a pesar de estar enfermito.
De ser un perrito muy consentido, y dormir su siesta en su camita calentita, mientras su dueña le rascaba la barriguita, pasó a quedarse por horas en la intemperie sin que nadie se preocupara por su bienestar.
Como era lógico, después de tanta negligencia y desamor, Osito enfermó gravemente cuando le creció un absceso que requería atención urgente.
Entre lágrimas y aullidos ahogados, Osito se acostumbró a llevar su luto por dentro, sufriendo lo indecible por no tener más a su dueña consigo.
Pronto entendió que ella jamás volvería y que a pesar de tener casa, estaba él y su alma solito en el mundo.
Poco pasó para que finalmente lo abandonaran por completo, y terminara vagando por las calles, exponiéndonos a graves peligros y enfermedades. Por si fuera poco, como era un perrito de hogar no sabía defenderse en la vida, así que terminó severamente atacado por otros perros.
Osito comenzaba a sentirse derrotado y sus esperanzas por encontrar la atención que necesitaba y conseguir una vida mejor, comenzaban a esfumarse.
Era realmente triste que un perrito ejemplar estuviera destinado a morir enfermo y sin amor.
Hasta que, como si de un milagro se tratara, los ángeles de la Fundación Amigos Animalistas A.C., de Culiacán, Sinaloa, en México, aparecieron en su camino en el momento justo, para darle la segunda oportunidad que desde hace tiempo merecía.
Ellos lo llevaron de inmediato a una clínica veterinaria, donde les dieron un pronóstico un poco desalentador. Además de la bola que crecía en su pierna, tenía las plaquetas muy bajas, dio positivo a hemoparásito y padecía una anemia galopante. Pero, por suerte, recibió toda la atención médica de inmediato.
El pobrecito tuvo que permanecer varios días en la clínica mientras su cuerpo tan enfermito respondía a la medicación. Tuvieron que operarlo para extirparle el absceso, y luego lo esterilizaron.
Afortunadamente, fue tan buen chico, que se dejó hacer todo lo que hiciera falta, y siempre con una gran sonrisa para sus héroes.
En una emotiva publicación, la Fundación relató su triste historia, en voz de Osito, que conmueve a cualquiera.
Debido a que los gastos por todos los medicamentos y la cirugía del perrito sólo ascendían más y más, pidieron ayuda a la comunidad para cubrir los gastos. Para ello facilitaron los siguientes datos:
? Santander/Debito
5579 0700 8830 1877
? Transferencias a nombre de Gabriela Valdez Muñoz.
Pero la súplica más importante de todas era conseguirle un hogar perfecto, acorde al enorme corazón de este lindo perrito. Gracias a tanta abnegación de sus héroes, Osito pronto estuvo listo para ser adoptado, y el milagro no tardó en llegar.
Así relató el propio Osito en las redes de la fundación, cómo su vida cambió para siempre junto a la familia Duarte, que lo adoptó:
«Una familia me adoptó y ahora vivo feliz en un rancho muy grande y tengo 3 hermanas perrunas con las que me la paso jugando».
Nos da mucha tristeza que la familia de su dueña no haya respetado su última voluntad y hayan sido tan crueles con el perrito que sólo derrochaba amor. Pero nos alegra que ahora disfrute de la familia perfecta que tanto mereció.