La comunidad educativa de Chertsey, una escuela católica salesiana al oeste de Londres, está atravesando por una de las tragedias más dolorosas a lo largo de su historia.
Y pasarán meses y quizás años hasta que los 50 niños ques estuvieron esperando el tren, superen el trauma de haber visto cómo su compañero Sam Connor, de 14 años, se lanzaba a las vías para acabar sus días a causa del bullying.
Los hechos sucedieron a las 4 de la tarde del pasado 15 de julio, en la estación de Chertsey, en Surrey.
Cuando salieron de clases, y todos se alistaban para subir al tren que se aproximaba, nadie se imaginó lo que Sam haría segundos después. De pronto, se acercó a uno de sus compañeros, y tras entregarle sus pertenencias, se lanzó a las vías sin dar tiempo a que el tren pudiera detener su marcha.
“Fue horrible. Muchos dicen que sufría bullying y era acosado. Nunca me di cuenta. Me parecía un chico feliz pero uno no puede saber realmente cómo está otra persona. Fue un shock”, dijo uno de sus compañeros. «¡Lo vi, lo vi! Y lloré después de ver a Sam sin vida en las vías del tren», dijo otro. Otros lo recordaron como un chico absolutamente feliz, con un gran sentido del humor.
Su familia, por su parte, ha hablado de lo devastados que están por perder a esa «pequeña alma sensible». Deborah Barrett, primera esposa del padre de Sam, James, dijo que sus hijas y medias hermanas del pequeño no pueden salir del shock.
Mientras que la madre de otro compañero declaró: “Mi hijo jugaba con él. No vio jamás que le pegaran pero sabía que Sam era víctima de bullying. Esto es horrible”.
Algunos compañeros revelaron que a Sam le escribían cosas muy desagradables por Internet.
En la escena de los hechos se pudo leer una nota desgarradora que ha conmovido a muchos: «Lamento que la vida no haya sido más amable contigo, cariño. RIP Angel».
Sin embargo, otros dijeron que Sam era un niño muy inteligente y popular, pero que estaba preocupado por sus calificaciones al final del Año 9.
Sam era el menor de 6 hermanos con los que tenía una relación muy cercana y jamás había dado muestras de depresión o de pasarlo mal.
Deborah Barrett dijo que su hija estaba terriblemente molesta con la escuela ya que cuestionaba que si otros sabían del bullying que padecía, ¿por qué no se hizo nada al respecto?
«Ningún padre debería tener que enterrar a su propio hijo. Los niños siempre debe enterrar a los padres», agregó la esposa del padre de Sam.
Decenas de personas dejaron flores en el lugar donde Sam perdió la vida.
Otro pasajero que sufrió especialmente la tragedia es Weybridge, un joven de 28 años, que viajaba con los niños todos los días.
«El tren se detuvo repentinamente con un solo carro a lo largo de la plataforma. Pensé que tal vez uno de los niños había dejado caer su teléfono cuando todos miraban hacia abajo a las ruedas. Vi a los niños llorando; algunos, inclinados literalmente de rodillas gritando entre las vías ¡Sam, Sam!», declaró el joven devastado.
Los niños permanecieron en la plataforma durante unos 10 minutos antes de que retiraran el cuerpo del menor.
«Todos estaban mirando hacia abajo, lo que vieran debió haber sido horrible», agregó el joven.
«Siempre me quejaba de lo ruidosos que suelen ser los niños, pero ese día todo estaba totalmente en silencio; estoy realmente impactado», concluyó Weybridge.
Por su parte, el director ejecutivo de la escuela, James Kibble, escribió una emotiva carta a los padres después de la tragedia y dijo que aunque no habían recibido denuncias de bullying procederían a una investigación exhaustiva de los hechos.
El trauma que sus compañeros vivieron ese día difícilmente lo superarán, pero esperamos que sea un precedente para que ningún otro menor tenga que enfrentarse al drama de tener que sacrificar su vida para no sufrir más. Enviemos un mensaje de solidaridad a sus familiares. ¡Comparte esta noticia!