Lamentablemente ante algunas emergencias médicas se producen errores con consecuencias fatales, los médicos están comprometidos a velar por la vida y la seguridad de sus pacientes. Pero por desgracia a veces algunos aspectos se salen de control generando fallas en el diagnóstico y tratamiento que pueden incluso acabar con la vida de las víctimas.
Isabella Rees, murió a los 14 meses el 4 de febrero de 2015 dejando a su familia devastada. La causa de su fallecimiento fue la negligencia que sufrió en el Sunshine Hospital de Melbourne.
En medio del dolor sus padres quieren compartir su experiencia para prevenir que otro niño tenga que padecer lo mismo.
Sus padres la trasladaron al hospital después de que la menor se tragara una batería, “sabía que no nos iban a creer”, dijo la madre de Isabella.
La madre de la pequeña notó que había sangre en sus heces ennegrecidas, tenía coágulos y también vomitó sangre.
La trasladaron de inmediato al hospital para que recibiera atención médica, pero se negaron a hacerle una radiografía porque no creyeron que había ingerido una batería a pesar de que había presentado síntomas tan peligrosos como los vómitos con sangre.
Actualmente están investigando el caso. La madre de Isabella la llevó en tres ocasiones al hospital en un período de una semana solicitando descubrir si Isabella tenía algo atascado dentro.
Robert, el padre de la menor, también relató a los médicos cuando trasladaron a la niña por primera vez a emergencias el pasado 16 de enero de 2015 que la había visto con una pila jugando.
La madre de Isabella declaró a los medios de comunicación que cada vez que iban al hospital rechazaban sus solicitudes. “Simplemente nos ignoraban”.
Les dijeron que no era una política del hospital hacerle una radiografía a un niño tan pequeño a menos de que pudieran probar que había ingerido algo que pusiera su vida en riesgo.
Ella asegura que el objetivo de hacer una investigación judicial sobre el caso no es buscar un culpable sino crear conciencia sobre el peligro de que los niños manipulen las baterías.
En la siguiente imagen se aprecia una radiografía donde se ve una batería de botón alojada en la garganta de un niño, la compartieron unos padres con el fin de advertir a otras personas.
Hace cinco años Summer Steer, una niña de 4 años, murió después de tragarse una batería y recibir un diagnóstico errado en Queensland.
Las autoridades están investigando el caso de Isabella y no ofrecerán declaraciones hasta que el equipo de forenses emita sus informes.
Los padres de la pequeña jamás podrán sanar el dolor de su irreparable pérdida, en un homenaje hacia ella le escribieron:
“Cuánto daríamos por tener otra oportunidad de escuchar tu voz, sentir tu beso y verte crecer. Nuestros corazones están rotos. Te amamos, Bella”.
Los médicos deben cumplir con su deber de descartar todos los riesgos posibles para ofrecer un diagnóstico certero. Si hubieran accedido a hacer la radiografía quizás Isabella estaría con vida.
Es importante mantener las baterías y otros objetos peligrosos fuera del alcance de los niños, el riesgo es demasiado alto. Comparte esta devastadora noticia para advertir a todos papás