«¡Un kilogramo no será ya nunca más un kilogramo!», una decisión que parece muy trivial, pero que sin duda va a cambiar la manera en que veníamos refiriéndonos a las medidas de masa en el diario vivir. Algo que para algunos no ha tenido ninguna relevancia, pero a otros verdaderamente les ha quitado el sueño.
En días anteriores se anunció que todas las unidades de medida se definirán en base a constantes de referencia, en lugar de artefactos, propiedades de materiales o experimentos teóricos irrealizables, como sucede en la actualidad. Esto permitirá a los científicos realizar las unidades en diferentes lugares o momentos, con cualquier experimento apropiado y en cualquier valor de la escala.
Las unidades que usamos son siete: el segundo, el kilo, el metro, el ampere, el kelvin, el mol y la candela, que sirve para medir la intensidad luminosa.
La 26ª Conferencia General de Pesos y Medidas, celebrada en Versalles, Francia, votó este viernes a favor de la redefinición de la medición de kilogramo, que ya no dependerá de un objeto material (un cilindro metálico denominado Grand K – prototipo de kilogramo), sino de un valor establecido a partir de una constante física de la naturaleza, según informaronn los medios franceses.
La manera de nombrarlo, es decir la unidad, seguirá siendo la misma (kilogramo), pero cambiará su definición, que quedará vinculada con la constante de Planck, concepto que proviene de la física cuántica y establece proporciones entre energía y frecuencia.
Durante 130 años un cilindro metálico encerrado bajo dos campanas de vidrio en la ciudad de Sevres ha servido de modelo estándar para las mediciones de masa.
Cada 40 años, era sacado de ese lugar para así calibrar pesas similares de todo el mundo. Pero eso ya no va a suceder más, los físicos tratarían de prescindir del Grand K, ese trozo de aleación de platino e iridio, reemplazándolo por un cálculo a partir de constantes físicas.
Según Thomas Grenon, director general del Laboratorio Nacional de Metrología y Ensayos de Francia, la masa del artefacto de referencia podría cambiar, por lo que no resultaría adecuado que el mundo entero ser rija por una medida de masa que no es real, especialmente en estas épocas cuando los niveles de precisión que se necesitan son muy exigentes.
Ahora, cuando se haga una balanza, se enviará a un laboratorio que va a poder analizar experimentalmente el kilogramo.
Además, los miembros votantes de la Conferencia General de Pesos y Medidas cambiarán la redefinición de otras tres unidades básicas: el amperio, el kelvin y el mol.
«Las nuevas definiciones de amperio y de kelvin mejorarán significativamente la precisión con la que se pueden realizar mediciones de temperatura eléctrica y radiométrica», dijo un portavoz de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas.
Aseguran que las nuevas definiciones de las medidas serán más sencillas, y que estos cambios se harían a fin de adaptarse a las nuevas tecnologías de este siglo. Los nuevos cambios entrarían en vigor a nivel mundial, a partir de mayo de 2019.
Por su parte, Héctor Laiz, gerente de Metrología Calidad y Ambiente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), destacó que la variación en el kilogramo va a ser de 0,00000001 y en el resto de las otras tres mediciones va a ser similar. Esto no se apreciará a nivel cotidiano, pero sí en situaciones de mayor precisión científica.
Esta habría sido la mayor revisión del Sistema Internacional de Unidades (SI) desde su instauración en 1960.
Es una curiosa decisión que si bien es cierto no influirá enormemente en la vida diaria, determina un antes y un después en cuanto a la estandarización de las medidas. Tranquilamente pudiéramos haber llegado a pensar que teníamos un kilogramo en la mano cuando en realidad, era menos… O era más.
Comparte esta curiosa decisión con todos tus amigos, a más de uno le podría interesar saber que a lo mejor pesa menos de lo que nuestra enemiga «la balanza» nos indica a diario.