Cuando era apenas una pequeña perrita, Stellla contrajo una extraña enfermedad que provocó que fuera rechazada y abandonada por sus dueños. ¿Acaso era su culpa? ¿Acaso no era suficiente con su sufrimiento físico para encima soportar la indiferencia y el abandono?
La pobre perrita contrajo un grave virus neurológico
Ella padecía de una diarrea tan severa que agotaba su cuerpo. Sus músculos atrofiados le dificultaban moverse con normalidad. Además, su mandíbula estaba herida y muy deforme, posiblemente por haber sido golpeada.
Además, su corazoncito estaba totalmente roto porque pensaba que el enfermarse fue su falta y quizás por eso no merecía el amor de su familia, ni de nadie. Pero afortunadamente, una mujer apareció como su ángel para transformar su vida.
«Verla comer me rompió el corazón ¿Por qué le estaba pasando esto?», dijo Victoria, la mujer que la rescató.
Stella inmediatamente demostró lo buena que era. Cuando Victoria comenzó a cortarle las uñas, se quedó quietita, y le hizo saber que le encantaban los mimos y las palmaditas en su espalda.
Fue llevada al veterinario, quien le recetó medicamentos para su diarrea y el dolor. Empezó a ganar peso y tenía curiosidad por todo lo que le rodeaba. Por suerte, no necesitaría una cirugía porque su mandíbula se estaba recuperando.
Sin embargo, otros veterinarios, que no merecen ser llamados como tales, la querían sí o sí en sus camillas para convertirla en un «ratón de laboratorio». Querían experimentar con ella, con la duda de que realmente saliera con vida. ¿Cómo podrían hacerle algo así?
La respuesta de su rescatista fue un rotundo NO, ella comentó al respecto:
«Me negué a todos ellos, no quería que la convirtieran en un ratón blanco»
«Stella había pasado por suficientes dificultades y sufrimientos. Yo la cuidaría bien y la dejaría disfrutar de una nueva vida», agregó Victoria.
Así que la mujer no se mediría en amor, dedicación y esfuerzo para darle la vida que Stella merecía, aunque el camino fuera largo y difícil.
A los pocos días de tenerla con ella, Victoria se quedó impactada al ver cómo nada frenaba a Stella. Y a pesar de su condición incluso parecía disfrutar de la naturaleza y de las cosas simples de la vida.
Aunque Stella tuvo que convivir con el dolor por mucho tiempo, no fue obstáculo para que mostrara su personalidad amorosa. Amaba jugar con todos en el veterinario, incluso perseguía a todo el personal pidiéndoles un poco de cariño y una última caricia más antes de marcharse.
Se conocía de memoria el camino a la consulta del veterinario y hacía que cualquiera de los voluntarios la llevara donde él. Pero lo que en realidad buscaba era que jugaran con ella. ¡Pero qué chica tan lista!
Inmediatamente, todos en el lugar desarrollaron una devoción especial por este animalito tan querendón y único en el mundo.
Aunque ella tenía grandes defectos físicos, nunca perdería sus ganas de luchar
«Siempre he creído QUe Dios compensará nuestros dolores y pérdidas», reflexionó Victoria.
Cuando la vio nadando felizmente por primera vez en el agua fría, fue cuando ella más creyó que Dios le estaba dando una oportunidad para vivir de nuevo. Y por eso, Victoria señala:
«Le quiero hacer saber que tiene derecho a ser amada y feliz».
Pronto hizo nuevos amigos y a menudo salían a pasear juntos. «Verla totalmente feliz me hizo sentir en paz», dijo Victoria.
«¿Te das cuenta de que a los perros jamás les importa la apariencia? Se juntan a través del amor y la confianza».
Después de tanto sufrimiento, medicación y dolor, se puede decir que Victoria y Stella están escribiendo su historia de amor juntas.
Stella se está preparando para su primera Navidad cálida en su vida, con una manta que cobijarse, un arbolito de Navidad y dulces sorpresas que le recordarán que es alguien especial.
Dejó toda la tristeza del pasado atrás y ahora Victoria le está dando la bienvenida a un futuro lleno de amor y compasión.
Aquí puedes ver el descorazonador viaje de Stella pero con el más feliz de los finales:
Una internauta conmovida escribió un mensaje para Victoria:
«Admiro a los animales con problemas físicos. No piensan en sus discapacidades, todo lo que saben es que quieren ser amados, quieren una buena vida como cualquier otro perro. Stella no siente lástima por sí misma. Estoy tan feliz de que le hayas dado un hogar lleno de amor y la oportunidad de una buena vida. Mucha gente la habría sacrificado, pero ella nos ha demostrado a todos que ama la vida. ¡Gracias por compartir su historia!».
¡Qué historia más conmovedora, llena de sacrificio, empatía y amor verdadero!¡Imposible no llorar!