Una madre soltera, de 24 años, ha hecho una queja pública asegurando que ha sido obligada junto con sus cuatro hijos pequeños a vivir en una habitación mínima, con sus bebés trillizos durmiendo en cestas en el suelo mientras espera que le asignen una vivienda social.
A Toni Bell, de 24 años, se le había ofrecido un lugar con todos los gastos pagados en un alojamiento que le facilitaban cama y desayuno, pero dijo que lo rechazó porque no quería que sus cuatro hijos vivieran en esas condiciones.
En cambio, la madre decidió mudarse a la habitación de invitados de la casa de 250.000 euros de sus padres en Edimburgo, mientras esperaba que la cambiaran a la lista de viviendas sociales.
La ex peluquera, que está desempleada por razones de salud, ahora comparte una cama con su hija mayor, mientras sus trillizas bebés duermen en cestas en el suelo junto al radiador para soportar el frío.
Bell dijo que quiere que la trasladen a un alojamiento adecuado lo suficientemente grande para toda su familia.
«Me han dicho que puedo ir a un alojamiento “Bed & Breakfast” (cama y desayuno) y estaría allí durante semanas o meses antes de mudarme a un alojamiento temporal, cuando me digan que me vaya en cualquier momento”.
“Yo no quiero a mis hijos en un alojamiento así. Necesito cocinar y preparar biberones para mis bebés. No puedo dejar a mis hijos sin eso”.
La madre soltera dijo que no podía vivir con el padre de sus cuatro hijos, ya que vivía en un pequeño departamento de un dormitorio que no era adecuado para todos.
Dijo que pasa los días atendiendo las necesidades de sus cuatro hijos, por lo que le es casi imposible salir de la casa.
Además, declaró que se vio obligada a dejar el trabajo después de sufrir una rara afección ósea paralizante, llamada discondrosteosis de Léri-Weill, que le ha dejado los huesos de las piernas reducidos, con dolor y con límites en el movimiento de la muñeca.
La apesadumbrada madre relata su trágica rutina:
«Odio tener beneficios, pero no tuve otra opción. Algunos días son buenos, otros son malos. Vivimos en un tercer piso y tengo que subir seis tramos de escaleras para llegar allí con cuatro niños pequeños. Tengo que llevar los carritos de los bebés hasta el pie de la escalera y luego bajar a los niños uno por uno. A veces, con mi trastorno, lucho incluso para levantarlos».
Ella vivía en un alojamiento temporal hasta que el propietario vendió la casa donde se hospedaba, lo que la llevó a ir al departamento de su madre.
«Necesito una casa de tres dormitorios que pueda compartir con mis hijos. Necesito darles el hogar y la estabilidad que se merecen”.
«Antes de mudarme, mi relación con mi madre era realmente buena. Ahora la relación es muy tensa».
«Siento que me estoy dejando a un lado la infancia de mis niños. Definitivamente, no han tenido lo mismo que yo cuando era bebé”.
“No tenemos trona, silla hinchable o cunas para ellAs porque simplemente no entran en la habitación”.
El concejal Gavin Barrie, Coordinador del Comité de Vivienda y Economía del Consejo de Edimburgo, admitió que la ciudad luchaba por mantenerse al ritmo de la demanda.
Él dijo: «Tenemos una gama de servicios de asesoramiento de vivienda para ayudar a las personas que están buscando una casa o que desean mudarse. Sin embargo, las propiedades de tres dormitorios son muy solicitadas y están disponibles con menos frecuencia”.
«El desafío de asegurar viviendas asequibles en Escocia es particularmente agudo en la capital. Con el pronóstico de que la población de la ciudad crecerá en casi un 30 por ciento en los próximos 20 años, mantenerse al día con la demanda será cada vez más difícil”, declaró el concejal.
Un caso alarmante que refleja la situación por la que muchas otras madres desempleadas y en condiciones similares tienen que sobrevivir. Por otro lado, es alentador que existan beneficios sociales para las personas más desfavorecidas de una sociedad, pero las necesidades son muchas y los recursos no se abastecen para tantos.
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