La anécdota de esta familia de Immingham, Lincolnshire, está causando sensación en las redes, resulta que Susan, una niña de 9 años de edad reservó un viaje soñado a Disneyland París tras adivinar la clave de su cuenta de PayPal.
La pequeña tomó el teléfono móvil de su papá Ian Wilson, de 53 años, mientras él estaba profundamente dormido y gastó 1.133 euros de su cuenta.
Susan pagó los vuelos y una tarjeta de regalo del hotel, además de un viaje VIP a la Torre Eiffel, así como los boletos para parques temáticos y el tren Disneyland Express.
En la imagen podemos ver a Ian Wilson, a su esposa Tracey de 52 años, su hijo Anthony de 12 y sus hijas Marie (a la izquierda) y Susan (a la derecha).
La pequeña Susan por lo general pasa sus vacaciones en Skegness, pero esta vez quería tener un destino diferente.
El padre se percató de lo sucedido tres días después cuando notó el dinero que faltaba en su cuenta, lo primero que pensó es que se trataba de un fraude.
“Mi primer pensamiento es que se trataba de un error, o de un fraude, así que llamé a PayPal y me dijeron que los consumos se habían pagado desde un dispositivo que él utilizaba con regularidad y por eso no consideraban que las operaciones electrónicas eran fraudulentas.
Fue entonces cuando revisé el historial de mi teléfono y encontré todos estos sitios web en mi historial de navegación en Internet. Le pregunté a Susan qué había sucedido, y si había visitado esos portales y confesó que ella había sido la responsable”, dijo Ian.
“Ella estaba completamente quebrantada, se sentía muy triste y arrepentida. No tenía idea de lo que estaba haciendo, yo ni quiera podía castigarla por ello”, comentó el padre.
Cuando él se percató de lo ocurrido se comunicó con el banco, con PayPal y con las agencias de viajes proveedoras de los servicios comprados para recuperar el dinero. Aunque aseguró que se negaron a reembolsar el dinero después de reconocer que no se había cometido ningún fraude.
A pesar de eso, PayPal le regresó eventualmente el dinero al señor Ian, después de que calificaran las operaciones como “fraude amistoso”.
Él quiso compartir su anécdota para alertar a otros padres sobre las consecuencias de que sus hijos pequeños tengan acceso a los dispositivos con Internet.
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