Estella y Rick Cajeston es una pareja de Indiana (Estados Unidos), y padres de Akalis, un pequeño de 11 años diagnosticado con espectro autista.
Cuando fueron invitados a una comida organizada por la Academia Preparatoria Bailly, donde estudia su hijo, jamás imaginaron el trofeo que recibiría delante de toda la escuela.
Los hechos sucedieron el pasado mes de mayo, en el restaurante Golden Corral de Merrillville, frente a decenas de estudiantes, numerosos padres y la directora de la escuela, Carlita Royal.
Se trataba de un evento en el que algunos alumnos de quinto grado serían premiados por su desempeño a lo largo del año escolar. De pronto, el pequeño Akalis fue llamado en voz alta para recibir el trofeo que ponía el más desconcertante mensaje:
«El niño más molestoso 2018-2019».
En un principio sus padres se sorprendieron de que Akalis fuera premiado, pero cuando se acercaron a ver lo que decía simplemente no podían digerirlo.
«Cuando lo vi, tuve que tomarlo dos veces. No estaba segura de que mis ojos lo estaban leyendo correctamente … No estoy segura de su intención, pero es horrible dar eso a un niño que ni siquiera entiende lo que dice», dijo estella a los medios.
“Como director o maestro, nunca debes permitir que esto le pase a ningún estudiante”, agregó Rick.
Quiso expresar su indignación no llevándose el trofeo a casa y dejándolo en una mesa, pero la maestra no contenta con haber organizado todo para la fabricación del premio, le insistió en que se lo llevara, ya que era una «broma graciosa».
«Akalis es un niño no verbal, a veces se mece hacia adelante y hacia atrás y es propenso a volverse emocional. La escuela me llama todo el tiempo para saber cómo manejarlo», aseguró Rick.
Pero Rick sotiene que eso deberían saberlo perfectamente en la escuela.
Tras el polémico incidente, el gerente de emergencias de la Corporación Escolar Comunitaria Gary, Peter Morikis, se puso en contacto con los padres ante el pedido de Rick de despedir a la maestra o al menos suspenderla.
“Reconocemos el impacto potencial que una experiencia como ésta podría tener en el bienestar mental, la autoestima y el nivel general de comodidad de un niño en un entorno de aprendizaje en el futuro. Extendemos nuestras más profundas disculpas al estudiante afectado, a la familia y a cualquier otra persona que se ofenda por este desafortunado incidente», dijo Morkis en un comunicado.
Mientras que el padre del pequeño ya ha tomado la decisión de sacar a Akalis de la escuela e incluso cambiarse de ciudad.
«Simplemente no queremos que otros niños pasen por esto. Solo porque tienen necesidades especiales no significa que no tengan sentimientos», concluyó.
Es inadmisible que sucesos así sean protagonizados por quienes se supone deberían velar y garantizar un ambiente de respeto e inclusión. Si esto lo hace una maestra, ¿qué se puede esperar de los alumnos que tiene a su cargo?Comparte para levantar la voz.