Nick Humphreys, de 29 años, es un joven británico de Shrewsbury, Shropshire, que tuvo que someterse a dos procedimientos quirúrgicos y espera recibir un trasplante de córnea.
Nunca imaginó que ducharse con lentillas le traería consecuencias tan graves, por culpa de esa acción perdió la vista en uno de sus ojos tras contraer un parásito.
Desde que Nick tiene cuatro años usa gafas, pero desde hace seis años decidió usar lentillas mensuales para mejorar su visión mientras practicaba fútbol, su deporte favorito. Cuando comenzó a entrenar y jugar fútbol las gafas convencionales eran un obstáculo para él.
“Era muy incómodo entrenar con gafas, cuando superé mi miedo de usar lentillas de contacto y las usé por primera vez pensé que eran de lo mejor”.
Así que Nick usaba lentillas cinco días a la semana y los demás días sus gafas.
“Una mañana normal, me levanté, me puse las lentillas y fui al gimnasio antes de irme a trabajar, después me metí en la ducha para alistarme e irme a la oficina”, relató Nick. No se imaginó que era riesgoso lo que estaba haciendo y que podría perder la visión en un ojo.
“Nunca consideré nada de eso en ese momento. No me advirtieron que no usara lentes de contacto en la ducha, no hay ninguna advertencia en el empaque y mis oftalmólogos no me mencionaron ningún riesgo”, dijo Nick.
En enero de 2018 él se dio cuenta de que algo no estaba bien, notó que tenía un rasguño en su ojo derecho. Supuso que se había rascado el ojo mientras se colocaba las lentillas, pero a medida que transcurrían los días sabía que algo más grave le había ocurrido.
“Durante unos días usé las gotas oculares que venden sin prescripción médica y reduje la iluminación al mínimo en las pantallas de todos mis dispositivos”, explicó.
Nick fue a un oftalmólogo que le explicó que tenía una úlcera en el ojo y le recomendó que fuera al hospital de inmediato.
“Los médicos me dijeron que no podían estar seguros de lo que sucedía hasta que tuvieran los resultados de la prueba, pero pensaban que podría ser la queratitis por Acanthamoeba (AK)», relató Nick.
“Nunca había oído hablar de la infección, pero tan pronto como llegué a casa busqué en Google y me quedé pensando que me quitarían el globo ocular derecho”, dijo el joven.
Después de una semana le diagnosticaron una infección en la córnea causada por un diminuto organismo llamado Acanthamoeba, que se encuentra en el agua.
“He perdido 18 meses de mi vida por algo tan simple como bañarme con lentes de contacto, si recupero mi vista nunca volveré a usar ese tipo de lentillas”.
En marzo de 2018 Nick repentinamente dejó de ver a través de su ojo derecho. “Estaba conduciendo hacia el trabajo y mi visión estaba completamente borrosa en mi ojo derecho, no sé cómo logré continuar el trayecto, me di cuenta de que necesitaba volver al hospital”.
Debió permanecer de reposo en su casa soportando intensos dolores en su ojo hasta que los médicos le indicaran cuál sería el tratamiento médico para seguir.
“Me sentí muy mal, solo salía al hospital. Lo único que me animaba: jugar fútbol, ya no era una opción”, contó Nick.
Habían transcurrido seis meses desde su diagnóstico inicial cuando los médicos determinaron que la única opción era hacerle un procedimiento llamado enlace cruzado corneal.
El método consiste en el uso de luz ultravioleta y gotas de vitamina B2 para endurecer la córnea, terminaron con ese tratamiento en julio del año pasado, logró erradicar la infección, pero se mantuvo ciego.
Nick aseguró que esperaba recuperar la visión, pero al menos sabiendo que la infección había desaparecido volvería a encarrilar su vida. Pudo regresar a su trabajo y volver a ir a entrenar al gimnasio.
Hasta que, en septiembre, recibió un trasplante de membrana amniótica en su córnea derecha en el Centro de Ojos de Birmingham y West Midland que resultó exitoso.
La dura situación a la que tuvo que enfrentarse le dejó traumas severos. “La realidad me golpeó de verdad, me quedé con un ojo con muy mal aspecto que tenía que cubrir con un parche para que no pareciera terrorífico”.
Poco a poco ha aceptado su condición recuperándose emocionalmente, actualmente está colaborando con la organización benéfica Fight for Sight para crear conciencia sobre el peligro de utilizar lentillas de contacto en la ducha o al nadar.
Su testimonio sirve para ayudar a otras personas a conocer el peligro de usar lentillas mientras se está en contacto con el agua y las consecuencias tan graves que puede causar la bacteria. Compártelo en tus redes.