La amenaza de una grave pandemia de sarampión en Europa y no menos grave en Estados Unidos y América del Sur, es la constante de los pediatras en estos días. Y toda madre que tiene niños pequeños con razón se preocupa, los diarios están llenos de cifras alarmantes, pero la pregunta que siempre sale a relucir es ¿Y de quién es la culpa?

Para empezar hay que entender de qué se trata esta temida eruptiva. Según la OMS, «el sarampión es una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus. Se caracteriza por fiebre, tos, secreción nasal, ojos rojos y erupción cutánea. Se transmite por contacto con gotitas provenientes de la nariz, la boca o la garganta de una persona infectada».

Entre los síntomas están la fiebre alta, molestias en los ojos y en las fosas nasales, así como pequeñas manchas blancas en la cara interna de las mejillas. A los pocos días, se manfiesta con la erupción cutánea en el rostro y cuello, para seguir a las manos y a los pies. El intervalo entre la exposición al virus y la erupción puede oscilar entre los 7 y 18 días.

En los últimos días, varios países en América del Sur, así como en Estados Unidos y Europa han levantado la alerta ante este brote. Más de 200 casos en América sumados a los más de 40.000 casos en Europa, de los cuales 37 pequeños fallecieron, no es para tratar el asunto como si fuera algo pasajero.

Las autoridades sanitarias verdaderamente están alarmadas debido a que este año hay un récord en los brotes de esta enfermedad en contraposición al 2016 cuando sólo hubo cerca de 5,000 afectados.

Y entonces viene la pregunta del millón:

¿A qué se debe? ¿A los antivacunas?

Las autoridades y los pediatras coinciden en que un hecho cierto es que las tasa de inmunización ha bajado drásticamente, y eso se debe a que como se vacuna menos, el resto de la población también se ve afectada. ¿Cómo hemos pasado del mejor registro de nuestra historia a estas cifras de alerta? «¿Tanto poder de convicción tienen esos antivacunas?», se preguntan los doctores.

Por antivacunas se entiende a ese colectivo de personas, que por motivos ideológicos, decide no vacunar a sus hijos pudiendo hacerlo. Y ahí radicaría el problema para muchos expertos.

Este grupo de personas se encuentra especialmente en países anglosajones, y para algunos entendidos serían los culpables de muchas muertes como la del niño de seis años que en 2015 falleció de difteria en Olot.

Sin embargo, aunque puede ser un factor contribuyente, no es en sí mismo la causa del problema. Centrarse en los antivacunas sería evadir la verdadera raíz y no atacarla. Y entonces surgen algunas preguntas que la misma OMS ha planteado y poco o nada se ha hecho para enfrentarlas.

Por ejemplo, la OMS había sugerido que en un caso de epidemia se reduzca la edad recomendada de la primera vacuna, también habían sugerido implementar un Plan Europeo de Acción para Vacunas, pero poco se ha logrado en su aplicación. Y por último, había sugerido que las muestras de laboratorio de los casos sospechosos se tomaran en laboratorios acreditados por la OMS, pero poco se ha anunciado al respecto.

Por lo tanto, ¿todo es culpa de los antivacunas? No del todo, pero lo que queda claro es que ante una alerta de epidemia, los más prudente es la prevención.

OMS

¿cómo prevenir?

La mejor protección para cualquier persona es la vacunación. La OMS recomienda que los niños reciban la vacuna contra el sarampión-paperas-rubeola entre los 12 y los 15 meses de edad, y se revacunen a los seis años de edad. Y los adultos que no han sido vacunados deben tomar doble dosis para estar protegidos. Recuerda siempre consultarlo con tu médico.

sarampión

La Organización Mundial de la #Salud advierte de un aumento de los casos de #sarampión en Europa. El motivo, el descenso del número de personas vacunadas.Organizacion Mundial de la Salud – OMS #vacunas Sanidad Castilla-La Mancha

Publicada por Noticias CMM en Miércoles, 22 de agosto de 2018

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