Debe ser muy difícil que te excluyan del mundo y solo poder contar con el apoyo de pocas personas. Tristemente, así vivieron las hermanas Dionne, unas quintillizas que desde su nacimiento fueron excluidas de la sociedad y tratadas como objetos.
En 1934, Elzire Dionne, una mujer franco-canadiense, residenciada en una aldea de Corbeil, Francia, dio a luz a cinco hermosas pequeñas, las cual nombró: Marie, Emilie, Annette, Yvonne y Cecile. Las pequeñas nacieron a sus 7 meses de gestación y al ser prematuras, pocos esperaban que sobrevivieran.
Sin embargo, con la ayuda de las mujeres cercanas a su localidad, las cuales les suministraron leche materna, servicios de enfermería y una incubadora, lograron sobrevivir.
Las hermanas Dionne, se convirtieron en las primeras quintillizas prematuras sobrevivientes, logrando que el mundo se sorprendiera con su historia y generando mucho interés de sus vidas, todos empezaron a referirse a ellas como “los bebés milagrosos”.
Las pequeñas llegaron a ser imagen de grandes comercios, logrando obtener muñecas en su honor. Hollywood, interesado por la historia de las hermanas, creó cuatro películas inspiradas en ellas.
En 1935, el interés de la gente por las hermanas Dionne era tan grande, que el gobierno de Ontario, Canadá, propuso a sus padres un contrato para exhibirlas en la Feria Mundial de Chicago. En un principio, los padres de las niñas aceptaron, pero un día después quisieron cancelar el contrato, haciendo que las autoridades intervinieran, pasando a estar las niñas bajo la custodia del estado con la excusa de protegerlas de supuestos gérmenes, secuestradores y explotación.
Las visitas al hospital donde residenciaban las quintillizas Dionne, cada día eran más exorbitantes, llegando a obtener al menos 3 millones de visitas, convirtiéndose por completo en una atracción turística de Canadá.
A pesar de contar con todas las comodidades, las hermanas eran excluidas del mundo y tratadas como muñecas. En muchas oportunidades, las enfermeras que las cuidaban, las llevaban a un balcón con tarjetas donde podían leer sus nombres para ser vistas por una gran multitud. Las ubicaban en áreas de juegos o en una piscina, zonas que contaban con un cristal blindado para que los visitantes del hospital pudieran verlas desde cerca sin que ellas se dieran cuenta.
“Sabíamos que estaban allí observándonos, podíamos ver sus sombras. Vivíamos en el centro de un circo, un carnaval ambientado en medio de la nada”, expresó Cecile.
Las hermanas fueron utilizadas para protagonizar varios anuncios de marcas como Palmolive, Avena Quaker, entre otras, logrando que el gobierno de Ontario recaudara aproximadamente 500 millones de dólares en menos de una década. Fueron completamente manejadas al antojo de todos, jugando con sus vidas, excluyéndolas y haciendo de ellas personas que no podían desarrollarse con normalidad.
“El dinero era el monstruo. Muchos a nuestro alrededor no pudieron resistir la tentación”, expresaron las hermanas Dionne.
Después de haber peleado la custodia contra el estado, cuando las niñas tenían 9 años, regresaron a la casa de sus padres. Pero a pesar de estar de nuevo con ellos, nunca se sintieron en familia, nunca sintieron que ese era su hogar y lo único que percibían era el desamor de una madre y un padre controlador.
En un momento, ellas llegaron a juzgar sus vidas desando no haber nacido, dado al desprecio que recibían día a día de parte de sus progenitores.
“Muchas veces nos decían: Estábamos mejor antes de su nacimiento y estaríamos mejor sin ustedes”, comentaron las quintillizas.
Al llegar a la mayoría de edad, se marcharon de casa en busca de un futuro mejor. Emilie se convirtió en monja y en 1954, falleció de una convulsión.
Marie falleció en 1970 de una trombosis cerebral. El resto de las hermanas, Annetter, Yvonne y Cecile, se casaron y tuvieron hijos, pero después de un tiempo se divorciaron.
En 1990, las tres hermanas restantes escribieron un libro titulado, «Las Quintillizas Dionne: Secretos Familiares», donde expusieron todo los abusos a los que fueron sometidas, he incluso hablaron de que su padre abusaba de ellas cuando salían en su automóvil.
En 1941, cuando las quintillizas apenas tenían 7 años, lograron obtener 1 millón de dólares en su fondo fiduciario, grandes ingresos que fueron generados por medio del interés que el público tenía hacia ellas. Pero en el momento que fueron a retirar sus beneficios, solo contaban con 800 mil dólares.
Al tener un estilo de vida apartadas de la sociedad, tenían dificultad para distinguir un centavo de otro, logrando que muchas personas a su alrededor jugaran con sus ingresos, haciendo que desaparecieran poco a poco. Cuando cumplieron los 70 años, solo contaban con 746 dólares al mes. Después de una queja al gobierno y una protesta pública, las hermanas lograron que les dieran 4 millones al mes.
Actualmente, Cecile y Annette, con 80 años de edad, son las únicas hermanas vivas. Yvonne, falleció en 2001, de cáncer a sus 67 años.
Después de una larga vida llena de abusos, tres de ellas se encuentran descansando. Tristemente, personas a su alrededor convirtieron sus vidas en un juego sin medir consecuencias. Esperemos Cecile y Annette estén llenas de salud y gozando su vejez.
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