La fotografía de esta familia parece la de unos orgullosos padres que reciben con alegría a su bebé, pero se trata de la desgarradora escena de una pareja que llora la pérdida de su pequeña que nació sin vida después de 12 horas de trabajo de parto.
Sus padres permitieron que las cámaras fotografiaran tan duro momento, Ruby nació sin vida, en el salón de la casa de sus padres, Vicky Beckett y Bruce Wagstaff reposa la foto en blanco y negro para conmemorar a esa bebé que lamentablemente no pudieron llevar a casa.
En el Reino Unido, uno de cada 200 bebés muere cada día, es una de las peores estadísticas del mundo, pero a pesar de eso la muerte de los bebés en el útero sigue siendo un tabú. Muy pocos alzan la voz al respecto y los casos se convierten una triste pérdida que la familia enfrenta en soledad.
Un documental propone abordar ese tema relatando el caso de tres parejas, una de esas es Vicky y Bruce, que vivieron la trágica pérdida de Ruby, su bebé que nació a las 26 semanas.
El programa tiene como objetivo informar sobre estos casos y sobre cómo los padres pueden superar una experiencia tan dolorosa.
Vicky relató: “En el momento en que supimos que habíamos perdido a Ruby queríamos hacer algo para ayudar a los demás. Sabía muy poco sobre la muerte fetal y ahora lo estaba viviendo, tenía que hacer algo.
Nunca sentía que las cámaras se entrometían, para nosotros era un consuelo saber que estábamos ayudando a crear conciencia y eso nos ha ayudado mucho en la recuperación”.
Una de las principales causas de la muerte de los bebés en el interior del útero se asocia al consumo de cigarrillos y alcohol durante el embarazo, pero hasta ahora no hay explicación cuando le ocurre a mujeres sanas.
Vicky tuvo un embarazo controlado y saludable, “Desde que supe que esperaba un bebé cada decisión que tomé fue en función a eso. Realmente me cuidé, me aseguré de comer más verduras y ensaladas. Comencé a planificar y a soñar la vida que tendría como familia”, relató.
En las ecografías y pruebas no había nada que alertara a los médicos, todo se desarrollaba con normalidad. Cuando Vicky cumplió 26 semanas de embarazo se preocupó por no sentir los movimientos de la bebé.
Se lo contó a su hermana que acaba de dar a luz y le recomendó ir al hospital para quedarse tranquila, así que se dirigió junto a Bruce a la Unidad de Maternidad Rosie en el Hospital Addenbrooke de Cambridge.
Una partera intentó detectar los latidos del corazón de la bebé con un dispositivo, pero no lo logró. A pesar de eso, no se preocuparon porque a veces eso se dificultaba según la posición del bebé.
Minutos después una ecografía comprobó que había ocurrido lo peor, el corazón de Ruby se había detenido.
“Nada puede prepararte para eso”, dijo el padre devastado.
Vicky tuvo que dar a luz de forma natural porque los médicos le dijeron que era la mejor forma de ayudar a proteger a los bebés de futuros embarazos. Se fueron a casa y a la madre le administraron un fármaco que induciría el parto.
Vicky aseguró que después de vivir esa tragedia recibió información que nunca tuvo a su alcance durante el embarazo.
“Fue frustrante y enseguida Bruce y yo sentimos que era necesario hacer un cambio, si queríamos que sucediera debíamos ser parte de la iniciativa del documental”, comentó.
Así que hasta el parto fue documentado, los padres dijeron que para ellos no fue nada invasivo. Cuando dio a luz a Ruby, le preguntaron a Bruce si quería cortar el cordón umbilical y él dijo que no podría, no quería verla y solo pensaba en salir de la habitación.
Pero relató que cuando vio el rostro de la pequeña se quedó perdidamente enamorado y no quería separarse de ella.
La madre de la bebé relató: “Dentro del hospital nos sentimos como cualquier otra familia, tenía a Ruby en mis brazos, sabía que ella no estaba viva, pero me sentía protegida allí, me encantó retenerla”.
Ambos aseguran que sostener a su bebé y despedirse de ella fue una parte importante en el proceso de duelo.
“Creo que dejar el hospital es lo que realmente te golpea. Todos se van con su bebé vivo y respirando y tú te vas solo”. Vicky no quiso abrazarla por última vez porque las enfermeras le habían dicho que su cuerpo podría haber comenzado a deteriorarse y sería una sensación muy dura.
Durante las siguientes seis semanas la pareja se separó, ella estuvo en casa de sus padres, se vieron en el funeral de la pequeña donde lloraron juntos cuando fue incinerada en su pequeño ataúd blanco.
Finalmente, volvieron a estar juntos gracias al asesoramiento y terapias que recibieron.
Los resultados de la autopsia de la pequeña Ruby determinaron que falleció por posibles problemas con la placenta y tempranos signos de preeclampsia. En los embarazos, especialmente de madres primerizas, se recomienda hacer un control frecuente. Ecografías más periódicas, a las 24 y 28 semanas, sobre todo.
Vicky alega que si el sistema de salud del Reino Unido no contempla eso por temas económicos entonces deberían recomendarlo a los padres y ellos asumirían el costo de las ecografías y pruebas adicionales en un hospital privado. La pareja planea tener otro hijo, sueñan con formar una familia.
“Bruce ya es padre y yo ya soy madre. Nuestra bebé murió, pero todavía somos padres. Ella siempre será mi primera hija y será parte de nuestras vidas”, dijo Vicky.
Es una desgarradora historia que merece ser compartida para crear conciencia y ayudar a otros padres.